Las redes privadas virtuales se han convertido en el comodín de muchos usuarios para ocultar la IP y sortear bloqueos geográficos, pero cuando el servicio es gratis, la factura suele llegar en forma de datos. Diversos análisis recientes señalan que las VPN gratuitas pueden comprometer la privacidad y la seguridad de quienes las instalan, a menudo sin que estos sean conscientes.
El problema no es aislado ni menor: se han detectado fallos técnicos, modelos de negocio opacos y permisos intrusivos que afectan potencialmente a millones de personas. Expertos en ciberseguridad advierten de que lo “gratis” se financia con recopilación y explotación de información, integraciones publicitarias agresivas o incluso prácticas más peligrosas.
Qué han descubierto los investigadores

Un informe técnico de Zimperium zLabs examinó cerca de 800 aplicaciones de VPN móviles, repartidas a partes iguales entre iOS y Android, y constató un patrón repetido: privacidad deficiente, permisos innecesarios y código con vulnerabilidades conocidas.
Los hallazgos incluyen que el 25% de las VPN para iOS carecen de una política de privacidad válida y que alrededor del 6% solicita permisos privilegiados que no deberían necesitar. Además, se detectaron versiones antiguas de OpenSSL afectadas por Heartbleed (CVE-2014-0160) y casos de validaciones de certificados incorrectas, que abren la puerta a ataques de intermediario (MITM).
El impacto trasciende el uso personal: en entornos de trabajo con dispositivos propios, las VPN poco cuidadas pueden convertirse en el eslabón débil de la seguridad corporativa (BYOD), exponiendo datos sensibles por una mala higiene de desarrollo y mantenimiento.
En paralelo, el VPN Transparency Report de Open Technology Fund analizó 32 proveedores comerciales y detectó problemas serios en servicios populares como TurboVPN, VPN Proxy Master, XY VPN o 3X VPN – Smooth Browsing, algunos con más de 100 millones de descargas. Entre las prácticas señaladas, se denunciaba el uso de tecnologías como Shadowsocks presentadas como cifrado robusto, pese a no estar diseñadas para ese fin.
Expertos de Kaspersky subrayan que muchas VPN sin coste funcionan como “cebo” para atraer a usuarios confiados: detrás puede haber desde monetización masiva de datos hasta el aprovechamiento de dispositivos en redes de bots, tal y como se ha documentado en incidentes previos.
Prácticas habituales en las VPN gratuitas

- Permisos excesivos: en Android, solicitudes como READ_LOGS o AUTHENTICATE_ACCOUNTS dan acceso a registros del sistema y gestión de cuentas; en iOS, se ve geolocalización en segundo plano y acceso a la red local sin justificación clara.
- Registro y venta de datos: el modelo “gratis e ilimitado” suele sustentarse en telemetría, trazadores y acuerdos con terceros para monetizar el tráfico o incluso el ancho de banda del usuario.
- Cifrado débil o simulado: bibliotecas desactualizadas (OpenSSL vulnerable) y validaciones de certificado deficientes permiten ataques MITM y filtraciones.
- Opacidad legal: políticas de privacidad incompletas o ausentes y falta de auditorías externas que verifiquen promesas como la política No-Logs.
En algunos casos se han observado intentos de uso de permisos privados en iOS, acceso profundo a funciones del sistema que excede las API públicas. Aunque el sistema no siempre los concede, la mera solicitud ya es una señal de alarma.
Casos y cifras que preocupan

Una encuesta reciente de NordVPN en el Reino Unido indica que el 12% de los usuarios sigue confiando en servicios gratuitos, pese a que el nivel de conocimiento general sobre las VPN ronda el 80%. Entre los motivos aparecen el ahorro y la búsqueda de soluciones rápidas para necesidades puntuales.
Los especialistas apuntan a riesgos añadidos: proveedores con vínculos estatales poco transparentes, protocolos débiles que dejan vendidos a los usuarios en Wi‑Fi público y valoraciones en tiendas de apps que priorizan la facilidad de uso sobre las garantías de privacidad. Cuando se promete “gratis e ilimitado”, la realidad suele ser la monetización de datos, la reventa de ancho de banda o ventas adicionales agresivas.
Varios análisis técnicos han documentado el uso de bibliotecas de terceros desfasadas, incluida la presencia residual de Heartbleed y problemas de pinning de certificados que facilitan ataques MITM. Son fallos básicos que no deberían persistir en software destinado a proteger comunicaciones.
A esto se suma el caso de Mobdro Pro IP TV + VPN, una app que circuló fuera de Google Play y que actuó como instalador del troyano bancario Klopatra. Mediante ingeniería social, los atacantes obtenían permisos de los Servicios de Accesibilidad para tomar control del dispositivo, robar credenciales y operar cuentas; se han documentado en torno a 3.000 infecciones y el uso de dos botnets para su propagación.
Riesgos adicionales en Android e iOS

En Android, algunos clientes VPN piden READ_LOGS (lectura de registros) y AUTHENTICATE_ACCOUNTS (gestión de cuentas y tokens). Permisos así pueden abrir la puerta a filtraciones de datos sensibles y a un mapeo pormenorizado de la actividad del usuario. El sideloading también incrementa la exposición a campañas maliciosas.
En iOS, se han observado solicitudes de localización persistente y de acceso a la red local que permiten escanear dispositivos cercanos en silencio. A este problema se suma la falta de transparencia: una parte de las apps analizadas no incluía un manifiesto de privacidad adecuado, lo que impide un consentimiento informado.
La validación incorrecta de certificados y la ausencia de certificate pinning efectivo facilitan los ataques de intermediario, degradando la supuesta “conexión segura” a un canal vulnerable. Si a eso añadimos código criptográfico obsoleto, el riesgo se multiplica.
Para empresas con políticas BYOD, una VPN deficiente puede ser un riesgo operativo: basta un cliente vulnerable para que credenciales, comunicaciones o datos corporativos queden expuestos.
Recomendaciones para navegar con cabeza

La pauta general de los expertos es clara: evitar las VPN gratuitas. Existen excepciones contadas y con auditorías públicas, pero no son la norma. Para reducir riesgos, conviene apostar por servicios con política No‑Logs auditada, transparencia jurídica y revisiones independientes.
- Comprueba auditorías y jurisdicción: busca validaciones externas de No‑Logs, publica responsables legales y políticas de retención de datos claras.
- Revisa permisos antes de aceptar: niega geolocalización en segundo plano y acceso a la red local si no están justificados. Desconfía de solicitudes ajenas al propósito de una VPN.
- Exige cifrado moderno: prioriza protocolos como WireGuard u OpenVPN y huye de “proxies” vendidos como cifrado.
- Instala solo desde tiendas oficiales: evita fuentes no verificadas y lee la política de privacidad con detalle; busca informes técnicos y reseñas independientes.
- Configura bien la app: activa kill switch y DNS propios, limita telemetría y mantén el cliente actualizado.
La evidencia acumulada deja poco margen a la duda: cuando un servicio promete protección a coste cero, con frecuencia el pago real son tus datos. Entre vulnerabilidades técnicas, políticas opacas y permisos abusivos, las VPN gratuitas pueden exponer a millones; informarse, revisar cada permiso y elegir proveedores auditados y transparentes es la mejor forma de blindar tu privacidad sin sorpresas.